Bocatta, la franquicia catalana de restauración y bocadillos, eligió para
sus anuncios un mensaje basado en el humor irónico que, a pesar de su tono
divertido, no llegó a gustar a todo el
mundo. Con imágenes de la vida rural y una canción de ritmos bucólicos que
enumeraba los efectos menos agradables de la vida y el trabajo campestre (aroma
a estiércol, sabañones y callos, bichos, lumbalgia…) mostraba su particular
visión del pueblo, del campo y de su labranza. “Quédate sólo con lo mejor del
campo” fue el eslogan elegido para relacionar los bocadillos con el argumento del
spot.
Tras algunas críticas periodísticas aparecidas en los medios, la
Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos de Valencia lo acusó de desprestigiar la actividad
agraria y lo denunció públicamente. La presión en contra aumentó y la marca se
vio obligada a retirar el anuncio. Es este un caso algo extremo de la polémica
que puede llegar a suscitar un anuncio en determinadas asociaciones y sectores
sociales. Destaca por no tratarse de un anuncio especialmente agresivo u
ofensivo que, a pesar de ello, provocó reacciones airadas y la retirada final
por parte del anunciante.
El sector publicitario es posiblemente, uno de los que más filtros y
autocensuras debe imponer en sus mensajes. Dependiendo del tipo de producto que
se esté anunciando, y no todos pueden anunciarse, hay multitud de restricciones
que las agencias tienen que tener en cuenta para que la campaña no corra el
peligro de ser retirada. Existe incluso Autocontrol,
una entidad de control publicitario que la componen anunciantes, agencias y
medios de comunicación. En el año 2005 se atendieron en España más de cuatro
mil solicitudes de asesoramiento y consulta sobre anuncios y se cursaron
doscientas reclamaciones, muchas de ellas enmarcadas en publicidad infantil. En
2006, las consultas sobrepasaron el número de seis mil. Aún así, muchos
colectivos y asociaciones en los últimos tiempos han expresado quejas en
relación a ciertos anuncios que han considerado ofensivos o poco respetuosos
para sus intereses. Evidentemente, no es fácil gustar a todo el mundo y llegar
a una publicidad totalmente inocua, siempre correcta, respetuosa y controlada
en todos sus aspectos, es un fin que quizás no interese ni a agencias, ni a
anunciantes, y que puede dar como resultado anuncios muy aburridos para los
espectadores.
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