Pasear por las calles más comerciales de Nueva York, París, Tokio,
Londres o Amsterdam y pararse junto a los escaparates de la tienda coruñesa
Zara, ha dejado de sorprender a los clientes españoles en viaje al extranjero,
para convertirse en un hecho habitual y hasta frecuente cada vez en más
ciudades. Es necesaria mucha audacia y no poco ingenio para renunciar
voluntariamente a grandes presupuestos publicitarios y lograr implantar con
fuerza el nombre de marca en un mercado globalizado. La imagen de Zara no la
inventa un anuncio, sino que la reflejan los escaparates de sus tiendas.
En sus primeros años, Amancio Ortega conoció los secretos de la
confección y también los obstáculos de la distribución comercial. Entendió muy
rápidamente que el éxito no lo alcanzaría trabajando para otros, sino
dirigiendo su propio negocio: Goa Confecciones. Inicialmente se concentró en
fabricar y vender a precios económicos batas de boatiné. Los buenos resultados obtenidos le animaron a poner la
primera piedra de su futuro imperio, al que quiso bautizar como Zorba y por
problemas con el registro de patentes, terminó llamando Zara. Se trataba del
pilar más sólido del grupo Inditex, la empresa matriz concebida en 1985 y que
cuenta con más de 50. 000 empleados y más de dos mil tiendas en
cuarenta países diferentes. El control de todo el proceso de producción y
comercialización de las prendas –diseño, fabricación y venta– sigue en manos del grupo, a pesar de su
extraordinario crecimiento.
¿Pero cómo es posible que una empresa que apenas invierte en publicidad
pueda haber alcanzado tal nivel de expansión en un escenario mundial? La clave,
sin duda alguna, está relacionada con su capacidad para retroalimentarse
directamente de su propia clientela, cuando no de sus empleados. Escuchan
atentamente sus gustos en cada punto de venta y ofrecen el tipo de ropa que los
compradores demandan en un tiempo sorprendentemente corto y a un precio muy
competitivo. Se fabrica y se vende al ritmo que marcan las caprichosas
tendencias de la moda y se varía tanto que siempre es posible ir un paso por delante de las
clásicas colecciones de temporada que otras marcas ofrecen. La sensación creada
de permanente novedad y renovación, estimula y casi fuerza las continuadas
visitas de clientes en busca del último diseño. Una acertada gestión logística
de stocks y una distribución ágil permiten esta oferta actualizada, siempre cambiante, fresca y
atractiva.
La cuidada imagen de las tiendas Zara, situadas estratégicamente en las
zonas más comerciales de cada ciudad, es otra herramienta fundamental para una
compañía que no se prodiga asiduamente en los medios. En el interior de los
establecimientos, prima el confort y la comodidad: los clientes miran y se
desenvuelven libremente. Son características que cumplen también los otros
establecimientos del grupo, con los que se busca conectar con diversos perfiles
de clientes: Pull & Bear, Massimo Dutti, Stradivarius, Bershka, Oysho, Lefties,
Kiddy´s Class o Zara Home.
En el año 2005, Zara fue la única marca española que aparecía en el
ranking de las 100 mejores marcas globales elaborado por Interbrand, en el 2012 su escalada le lleva al puesto 37. Las ventas on-line representan otro capítulo de su éxito.
¿Sabías qué...?
La primera tienda Zara vendía principalmente discos y
libros. La dura competencia en ese terreno de los prestigiosos almacenes
Barros, reorientó el negocio de Zara hacia el mundo textil.
Muy bueno el artículo sobre Zara, y muy acertado el análisis sobr las claves de su éxito.
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario. Esperamos que también disfrutes los próximos artículos.
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