Describamos un anuncio clásico de esta conocida marca de cigarrillos: una
tela de seda, medio arrugada y de color púrpura ocupando casi toda la
superficie del anuncio a excepción del obligatorio mensaje de advertencia para
la salud y en el centro, un corte limpio que rasga la tela mostrando una hendidura de color
blanco que rompe bruscamente con la uniformidad cromática. No hay texto ni
tampoco aparece el nombre de la marca que no es otro que “Seda cortada”, o lo que
es lo mismo en inglés: “Silk Cut”.
No es solamente un juego de palabras o una especie de jeroglífico
fotográfico que nos remite a la marca anunciada. Para muchos investigadores y
críticos de este tipo de publicidad, hay
mucho más. Aparte de fáciles asociaciones de connotación sexual o rebuscadas
interpretaciones de las formas creadas gracias a, en apariencia, azarosos
pliegues de la seda, principalmente, se han interpretado los anuncios de esta
marca como ocultas incitaciones a la agresividad, hacia uno mismo o hacia los
demás. Se trataría de crear imágenes que desataran en los espectadores ciertas
dosis de ansiedad, controladas precisamente al consumir los anunciados
cigarrillos. Esto queda quizás más claro en versiones más impactantes de los
anuncios de esta marca, en los que aparecen cuchillos, tijeras u otros
instrumentos cortantes. En todos los casos, se trata de puzzles visuales que el
espectador completa mentalmente y que pueden ofrecer múltiples
interpretaciones, en muchos casos de tipo sexual. La marca o el producto es
fácilmente reconocible por la estética intrínseca a estos anuncios, pero el
mensaje incorporado planeará un tiempo prolongado en la mente de los
espectadores, que se verán retados a buscar y encontrar un significado concreto
en las imágenes que se le presentan.